El ingeniero civil industrial de la Universidad Católica y líder de la primera expedición sudamericana en llegar a la cumbre del Everest en 1992, Rodrigo Jordán, explica una nueva forma de medir la pobreza en la Fundación para el Progreso, vinculada ideológicamengte a la derecha chilena.
Jordán actualmente es vicepresidente de la Fundación para la Superación de la Pobreza conocida mediáticamente por el Servicio País. A continuación rescatamos algunos pasajes de su alocución realizada el 21 de julio.
Por varios años fuimos muy críticos de la forma en que medíamos pobreza en Chile. Independiente del gobierno. Finalmente en el gobierno del presidente Sebastián Piñera accedieron a revisar la forma en que Chile medía pobreza. Piñera personalmente formó una comisión que presidí en el 2013.
El trabajo duró un año y medio y lo entregamos en enero de 2014, justo antes que esa administración terminara. El gobierno de Bachelet decidió seguir con eso y me pidieron que dirigiera una comisión que supervisa la encuesta Casen, He estado en el tema por tres años.
En 2010 fuimos junto a un grupo de gente a Constitución donde llegamos a ayudar tras el terremoto, después de un mes decidimos irnos tras solucionar parte de la emergencia y una de las encargadas pidió quedarnos. A los sesenta días nos pidieron quedarnos de nuevo y estuvimos un año medio en total.
Estando ahí con mis compañeros de montaña y ellos por primera vez con contacto con gente en situación de pobreza muy dramática, me pidieron que les hiciera una presentación acerca de qué es la pobreza en Chile y eso es lo que voy a hablar ahora.
Chile ha reducido impresionantemente la pobreza en los últimos 20 años. Hay unos que dicen que es la gran capacidad del Estado de distribuir el ingreso y otros la capacidad del empresariado de generar empleo, yo creo que es una combinación.
La caída dramática de la pobreza en la primera mitad de los noventas después se aplana bastante y prácticamente se hace refractaria hasta ahora. Volvió a caer en la administración Piñera.
En Chile medimos pobreza a través de la encuesta Casen que mide el ingreso de todas las familias en Chile, es la encuesta más grande el país con 80 mil hogares y un costo del orden de los 1.500 a 2.000 millones de pesos.
Para actualizar la Casen lo que se hizo es subir el costo de esa canasta, es decir se elevó el nivel de exigencia.
Poniendo la línea de la pobreza en distintos niveles en un estudio, siempre bajó esa línea en los últimos años. Lo que sí ocurrió es que al aumentar las exigencias, aumentamos la pobreza por secretaría aunque nosotros pensamos que ahora la describimos mejor.
En términos generales podemos decir que Chile está haciendo bastante en términos de disminuir los índices de pobreza y desigualdad. Sin embargo cuando uno se mete un poquito más adentro se empieza a encontrar con problemas.
Ya bajo la metodología anterior hay regiones en que la pobreza en vez de disminuir aumenta cuando avanzamos del 2009 al 2011 (muestra en la exposición los altos niveles de la Araucanía en comparación con los de Antofagasta).
Nosotros hemos intentado medir pobrezas regionales y ningún gobierno ha querido hacerlo, eso significaría calcular IPC´s regionales y ahí te metís en un problema que no sabríamos cómo salir.
El gráfico muestra que el ingreso autónomo medio, sin considerar los subsidios, de una familia en el noveno decil es de $1.175.000. Cuando yo muestro esto a mis alumnos del MBA y les pregunto cuánto ganan, se definen ellos de clase media, pero están en el décimo decil.
Hacíamos unos cálculos con mi hija economista y si tu estás en el percentil 97 en Chile, es decir en el tres por ciento más rico, estás también en el tres o cuatro por ciento más rico del mundo. Es bien impresionante pero alguien que está en el cinco por ciento más rico de Chile también está en el cinco por ciento más rico del mundo, en un cálculo simple.
El primer decil y el último decil, son los que construyen la desigualdad en Chile. Si ustedes sacan el primer y último decil, sería un país bastante igualitario. Por eso que muchas veces hay miradas muy emocionales respecto a la extrema pobreza y la extrema riqueza por que son los que te dan este nivel de desigualdad.
Al mirar esto, en la clase media los ingresos medios mensuales están en los 600 mil pesos por familia, sin considerar los subsidios del Estado.
Si uno ve el primer decil en la Casen del 2013, vemos un ingreso autónomo en una familia promedio de cuatro personas de noventa mil pesos y con eso uno no puede vivir. Su uno le suma a eso los subsidios, esa cifra es como de 160 mil pesos más o menos y ahí uno se acerca un poco a una posibilidad.
De acuerdo a un informe de la Fundación Sol, si Chile fuéramos 100 personas el dos por ciento gana más de dos millones de pesos. El ocho por ciento gana entre 800 mil y dos millones. El 20 por ciento gana entre 400 mil y 800 mil. Y lo más importante, el setenta por ciento de la gente gana menos de 400 mil pesos.
Es importante saber esto porque a veces uno cuando no está en contacto con toda la sociedad podemos perder de vista dónde están los ingresos en el país.
De acuerdo a las encuestas panel, en que se evalúa a la misma familia varias veces y cuyo último resultado se hizo el 1996, 2001 y 2006, solo un 4,4 por ciento de las familias fueron pobres las tres veces.
El 30 por ciento de las familias fueron pobres una o dos veces y la otra no, porque tenían trabajo. El 65.9 por ciento nunca fue pobre. Esto quiere decir que durante ese periodo de diez años el 34 por ciento de la población fue pobre alguna vez.
Lo que genera lo anterior es que más o menos el 25 por ciento de las familias se autodefine como pobre. Una familia cuando sale de la pobreza no necesariamente sale en forma robusta como para no volver a caer.
Lo más importante es que la perspectiva de ingresos oculta otras dimensiones. Un ejemplo que siempre cuento es de los pescadores artesanales de Tocopilla. Ellos tienen los ingresos, pero lo que no ocurre es que su familia tiene acceso a buena vivienda, sus niños a buena educación y tampoco a buena salud.
Las expectativas de suelo por años de estudio se mantienen relativamente constantes en el colegio pero se disparan al considerar la universidad.
Que pasa cuando un niño de una familia pobre está en octavo básico, ese niño sigue hasta cuarto medio solo si tiene garantías de poder acceder a la universidad, sino me conviene salirme. La única razón por la cual seguir, es por la esperanza de ir a la educación superior, sino tengo esa esperanza me conviene salirme porque no tengo el costo de esos cuatro años y tengo los ingresos de esos cuatro años.
Nosotros le hablamos de esto al Presidente Lagos cuando instauró la obligatoriedad hasta cuarto medio. Hágalo, pero si usted no garantiza con algún mecanismo de financiamiento la ida a la universidad, esta gente no va a terminar.
En el año 2006 en el décimo decil más rico, solo el cuatro por ciento de los jóvenes entre 20 y 24 años no había terminado la educación media, y no entiendo porqué la verdad.
A medida que nos desplazamos a los deciles más pobres esta cifra va aumentando hasta llegar al primer decil donde el 40 por ciento de los jóvenes no termina la educación media, porque claramente no tienen garantías de acceder a la educación superior.
Es importante porque si hablamos de reforma educacional, hay que mirar la educación desde el prekinder hasta la educación superior como un ciclo sistémico para el niño, porque si la miras parcelada se producen fenómenos como el anteriormente citado.
Si yo tengo pocos estudios esto me persigue por el resto de la vida. Al analizar el deterioro cognitivo de mayores de sesenta años, cuando hay educación universitaria solo hay 3 por ciento de deterioro cognitivo. Cuando solo llegué hasta sexto básico hay un deterioro cognitivo.
Según un gráfico, La Pintana es la única comuna que promedia menos de ocho años de escolaridad en sus habitantes. Yo como Estado quiero darle la mejor vivienda posible para la persona que accede al subsidio, para esto tengo que ponerla vivienda en el suelo más barato, para que me alcance para construir la casa. Y qué pasó, todos nos fuimos a construir a la periferia.
Otro gráfico muestra que nuevamente la mayor cantidad de denuncias de violencia intrafamiliar está en la periferia incluyendo La Pintana. Esto porque lo que hicimos fue poner viviendas pero no construir habitat, no construir barrio.
Un caso particular es El Llano, porque tiene estructura barrial, carabineros, parques, centros comerciales, una estructura de ciudad completa. Es lo que no hay en la periferia.

El gráfico muestra la concentración de oferta de trabajo, donde el centro de Santiago es la que más oferta concentra. Los puntos de vivienda social aparecen alejados del centro, pero tienen que ir ahí y viene el problema de la movilización.
Lo primero que hicimos fue mandar a los pobres a vivir lejos y después les pusimos el Transantiago, para que no vengan, eso es lo que hicimos (como sociedad).
Benito Baranda dice que el Transantiago al que más afectó fue a los pobres porque una persona que tiene que ir al centro a trabajar requiere tres horas al día y gastarse las lucas correspondientes.
Creamos una estructura que es un circuito de exclusión: por una parte tienes el tema de la vivienda, segundo está el tema de la exclusión laboral y finalmente la exclusión de educación. Lo que hiciste finalmente fue un aislamiento social de los pobres urbanos.
Subcultura de la pobreza
Aquí les pido que tengan cuidado porque hay juicios sobre la pobreza que son muy duros. Al preguntarle a los adultos mayores pobres cómo se ven descritos por la tele, ellos responden que perciben que la televisión los describe como delincuentes, drogadictos, sucios – ordinarios.
Hay preguntas simples, si yo les digo quién se bañó con agua caliente hoy y me responden afirmativamente les digo que son parte de 47 por ciento más rico de la población. La mitad de la gente no se baña con agua caliente porque no tienen.
Ojo cuando uno hace ciertos juicios. Herman Melville de Moby Dick escribió “De todos los juicios ridículos de la humanidad sobre la humanidad, nada supera al de las críticas que hacen sobre los hábitos de los pobres, aquellos que viven en buenas casas, tienen un buen nombre y comen bien”.
Cuando alguien me cuenta una historia de montaña que ocurrió en la cumbre de algún cerro, yo no hago ningún juicio. Porque yo he estado ahí arriba y a ocho mil metros no eres la persona que supones que eres. Estás con hambre, con frío, asustado, con falta de oxígeno, no hago juicio. En el caso de la pobreza tampoco.
Yo que me levanté con agua calentita, que tengo esta educación, juzgar de cómo viven los pobres es una cuestión súper difícil, sobre todo producto de un aislamiento social como el que hemos descrito.