Cómo las empresas se han hecho más poderosas que los países gracias a la tecnología

Comparte

Un reportaje de La Nación de Argentina recoge cómo las grandes compañías de hoy en el mundo pueden perfectamente ser más poderosas que los países, gracias a la tecnología.

Es así cómo nos vamos al pasado para recordar una empresa con la influencia de Facebook, Amazon y Google, pero que además tiene garantizado por el Estado el monopolio del comercio en ciertas zonas geográficas, además de cobrar impuestos, firmar acuerdos comerciales, encarcelar a delincuentes y declarar guerras.

Hablamos de los grandes poderes y atribuciones de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, la que se creó en el siglo XV por un grupo de empresarios que fueron apoyados por el gobierno de los Países Bajos para comerciar con Asia.

Según cuenta La Nación, esta fue la primera corporación transnacional que emitió bonos y acciones en el mercado para financiar su crecimiento, un notorio precedente que siglos después llegó hasta las multinacionales modernas.

Actualmente las grandes corporaciones no cuentan con los beneficios estatales directos de antaño ni tampoco parte de sus privilegios, pero su valor en bolsa y sus ingresos superan con largueza los de decenas de países en todo el orbe.

Uno de los sectores que concentra más poder actualmente es la tecnología, donde Apple, Google, Microsoft, Facebook y Amazon son parte de las empresas más valoradas en bolsa.

Facebook ya supera los 517 mil millones de dólares, Google llega a los US$ 718 mil millones, Apple está en US$ 870 mil millones, Microsoft en US$640 mil millones y Amazon roza los US$550 mil millones en bolsa.

Para entender estas cifras, que por cierto van cambiando semana a semana, hay que entender que si Apple fuera un país sería de un tamaño equivalente a la economía de países como Turquía, Holanda o Suiza.

El llamado Silicon Valley es cada vez más global y tiene una presencia considerable en nuevos negocios, como el 88 por ciento de la cuota de publicidad online que tiene Google, o el 70 por ciento de participación en redes sociales que tiene Facebook y bajo su paraguas Instagram, Messenger y Whatsapp.

A lo anterior se suma que Amazon tiene el 70% de cuota del mercado de los libros electrónicos y en Estados Unidos recibe un 50 por ciento del dinero gastado en comercio electrónico.

Estas empresas son una especie de nuevos colonos, como lo fueorn las compañías de Indias (los británicos y los franceses también tuvieron las suyas durante la época colonial) en su tiempo.

De acuerdo a la ONG Global Justice Now, que compara ingresos de empresas con presupuestos de países, si la cadena norteamericana de supermercados Walmart fuera un Estado, ocuparía el décimo puesto, por detrás de Estados Unidos, China, Alemania, Japón, Francia, Reino Unido, Italia, Brasil y Canadá. De las 100 principales entidades económicas mundiales 69 corresponden a empresas.

Sin embargo, a diferencia de lo que ocurría hace varios sigles, hoy en día el poder es más competitivo, ya que se han reducido las barreras de entrada por lo que llegan a la cima nuevas compañías, como Inditex, y desaparecen clásicos como Compaq.

El autor argentino del libro “El fin del poder, Moisés Naim, señala que hoy en día “Hay que tener en cuenta el horizonte temporal, porque hace 10 años hablábamos del dominio de Microsoft y ahora ya no”, en referencia al poder de Google o Facebook.

Naim habla del valor del poder y sostiene que “La capacidad de influir no se mide necesariamente por la facturación de una empresa en relación con el PBI de un país, porque la forma del poder empresarial difiere de la del Estado”.

En este nuevo mundo del poder y el dinero, también hay actores que se han vuelto cada vez más relevantes, como las firmas de inversión, fondos especulativos y mercados como los dark pools, donde se negocia la compraventa de acciones al margen de las autoridades supervisoras.

El profesor universitario del País Vasco, Jesús María Valdaliso, esgrime que “Las empresas tienen hoy menos activos fijos y menos empleados, reflejo de una nueva manera de producir más orientada a los servicios y al conocimiento”.

La nueva economía genera que hayan activos que se vuelven esenciales, como los datos de millones de personas que van dejando millares de huellas en todas las actividades que realizan por internet. Dicen que los datos de las personas hoy se han convertido en el “petróleo de la era digital” tal como lo reseña The Economist.

Estos datos son procesados por máquinas que elaboran perfiles de usuarios a través de algoritmos, aprendiendo patrones de comportamiento en segundos, lo que a un ser humano le demoraría años.

El periodista Noam Cohen dice en La Nación de Argentina que “Una de las grandes estrategias de las compañías tecnológicas es el efecto red: cuantos más usuarios, mejor. Porque resulta que la gente utiliza tu servicio, por muy aburrido que sea, si otros también lo usan. ¿Cómo no estar en Facebook si todos tus amigos están?”.

Pero este ambiente económico novedoso también tiene un lado más oscuro, donde los robots adquieren un rol relevante en el mundo financiero y en el especial en las llamadas “Dark Pools” o piscinas oscuras. Estas “son redes privadas en las que los inversores compran o venden acciones para que no se sepan sus intenciones y evitar cambios de valor de los títulos que los perjudiquen. Un 42% del volumen diario negociado en los mercados se realiza en esos dark pools, según la consultora internacional Tabb Group”.

La inteligencia artificial hace factible la aparición de nuevos mercados que operan en las sombras, donde el tiempo que se necesita para ejecutar una orden de compraventa se acortó de los 20 segundos de hace dos décadas a los 10 microsegundos actuales. Es decir, 40.000 operaciones en un parpadeo.

El reportaje de La Nación de Argentina concluye sosteniendo que “Por eso conviene ampliar el campo de visión. Ya no basta con mirar los consejos de administración, la raíz del poder va directa al algoritmo”.


Comparte